REAL, CÁRCEL Y PATIO. Artículo de José Luis Ruz Márquez publicado en el periódico La Voz de Almería 27 de julio de 2011. |
Foto de la calle Real de Almería en 1905. con la diligencia de Adra, pasando por delante de la portada de la cárcel. |
"El edificio de la Bodega el Patio, que fue cárcel en el siglo XVIII, ha desaparecido bajo la piqueta. La especulación se sigue cebando con el barrio histórico.
Han ido desapareciendo las señas de identidad de uno de los barrios antiguos peor tratados de España, se han ido borrado del centro histórico de Almería multitud de edificaciones que si no monumentos en si, si componían sumados un conjunto sin lugar a duda monumental como poseedor de una indiscutible personalidad. Se ha producido una sustitución de arquitectura tan cutre y desastrosa, que a quienes no conocieron lo que el barrio fue, les cabe preguntarse ¿a quién se le habrá ocurrido poner aquí esta Catedral, este Hospital, este Liceo..?. De tal modo se han invertido las cosas que estos nobles edificios parecen ahora los intrusos, que están como de prestado, invitados de piedra -nunca mejor dicho- en este pobre festín, más que convite en que la especulación ha convertido el barrio histórico.
En los últimos días de este verano asistimos a la despedida de la bodega El Patio. Despedida que no fiesta, pues a pesar del riego abundante con que se lubrificó el evento no dejó aquello ni por un momento de ser lo que era: un adiós, la despedida y punto final de un establecimiento popular y acreditado donde los haya, que se ha encargado de hermanar a tantos parroquianos del barrio que durante años acudían allí como un rito en busca de charla y comunicación al calor de los braseros de vidrio alimentados por un vino que unas veces era para llevar y otras para llevárselo puesto.
Es realmente una tristeza su desaparición. Pero lo que no debemos es añadir a esta desgracia, una más. Es lógico que los negocios igual que en su día empezaron tienen al fin que acabar Lo que ya no lo es en absoluto es que con su desaparición arrastren a otros “inocentes”, como es el caso de la portada de El Patio, la puerta de una cárcel que tuvo el honor de dar apellido a la calle Real -Real de la Cárcel- cuando lo necesitó para distinguirse de la nueva Real del Barrio Alto. Merecía sobrevivir una portada que desde el siglo XVIII ha visto entrar y salir penados, odres y garrafas, partir diligencias, carros y arriería y pasar generaciones de almerienses por la calle que en su día fue la arteria principal de la ciudad…
No sabemos si se ha pensado integrar en la nueva edificación esta portada de piedra, obra de porte monumental con arco de medio punto flanqueado por dos columnas de orden corintio, labradas en una cantería vulnerable, sí, pero nuestra. No parece que esté incluida en el proyecto del edificio que se pretende, según el trato que se le ha estado deparando y anunciador exactamente de lo contrario: hace unos días las jambas de la portada fueron descantilladas a marro para dar paso a cualquier máquina de derribo. Así es que los síntomas no pueden ser peores, porque si se ha pensado en la conservación de este monumento no es esta, desde luego, la manera de que llegue lo más entero posible a ese momento.
Pero sea como sea, si no está incluida su conservación debemos de exigir que se incluya. Es hora ya de dejar de actuar como si tuviéramos muchas cosas como esta para despreciar. Ahora tiene el Ayuntamiento la ocasión de reparar el desaguisado que permitió, omiso e indiferente, con la portada labrada y blasonada en piedra de la casa de Careaga en la plaza de su nombre, durante años mantenida en pie ante su solar, anunciando su integración, fingiendo su conservación, para acabar derribada y perdida para siempre.
La puerta que dio apellido a la calle Real merece vivir, ser repuesta no sólo como recordatorio para tanto parroquiano desconsolado -con lo mucho de respetable que esto tiene- sino para todos los almerienses, para todos los vecinos del barrio que tendríamos que sentir los picotazos que sobre las jambas de la portada se dieron, como auténticas patadas en nuestras propias espinillas.
El pasado día 7 ha sido demolida, hay que pensar que bajo la supervisión de los que deben; quiero creer que se han guardado cuidadosamente su piezas, que se van a conformar los promotores con las entrañas, el subsuelo, locales, pisos y retranqueos de El Patio –es decir, con todo- y que nos van a reponer, de consolación, su portada. Lo que no quiero ni pensar es en la maldición, en la venganza, que esta se tomará en el caso de ser ignorada, de no ser restaurada e integrada en la nueva obra: se regenerará como puerta carcelaria, volverá a su sitio y se cerrará para siempre con los especuladores, sus cómplices, los insensibles y los omisos dentro. Ya están advertidos; después, que no nos vengan con lloriqueos ni lamentaciones."
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