LAUJAR ES LISBOA. Y AL REVÉS. Cuervos en la fuente mayor.
Articulo de José Luis Ruz Márquez publicado en el periódico Diario de Almería de 30 de mayo de 2021."Francisco Villaespesa ya era desde niño experto en sacar poesía hasta de la piedra: y así cantó al escudo de la puerta de su casa y de su linaje: "¡estrellas para el amor / castillos para la guerra¡ " y a los pilares de Laujar: "Seis fuentes tiene mi pueblo / y aquel que beba sus aguas / tal sabor a gloria tienen / que nunca podrá olvidarlas", tal como si hubiera visto la inscripción de la fuente del Marqués en Vélez Blanco: "Qvi gvstat hos latices non oblibiscitur uncuan", que vino a decir lo mismo pero en latín y dos siglos antes.
Y si se entretuvo el poeta en contarlas, seguro que no se le pasó por alto la fuente Mayor, en cuyos caños apagaría mil veces los acaloramientos de sus juegos infantiles, pero fue una pena que no la mirara, que yo sepa, con ojos de poeta; de haberlo hecho hoy tendríamos un bello poema sobre esta obra de agua y prestigio del siglo XVII. No podría Villaespesa, tan ocupado el hombre en fuentes árabes y ornamentales, reflejo de perlas y odaliscas, dedicar su arte a esta tan cristiana y tan utilitaria, espejo de caras de labradores y bestias de labor y culos de cántaros…
Una fuente con el abrevadero formado por una moldura grande y abultada aportadora de peso estético a la obra y base de un tablero con tres casetones: los laterales para los caños con mascarones hombriplantas de un renacentismo rezagado y el central para una cartela ovalada en la que en un latín erosionado se puede casi leer que la fuente es fruto del trabajo del municipio de Laujar de Andarax... y de Diego de Tortosa, vecino de Huécija, buen maestro en obras y aguas, pero vanidoso: ni rey, ni corregidor ni alcaldes ni regidores tienen mención en la obra pública… Velázquez, con lo artista que era, no se hubiera atrevido a retratarse en Las Meninas, él solito sin reyes ni infanta, sin damas ni gentilhombre...
En la cima de la fuente solo queda el aro de la corona original, la real española de diademas de perlas rematada por el orbe y la cruz, o sea: la parte más calada de la talla y, en consecuencia, la más débil, de ahí que se hiciera añicos al golpe de la primera rabieta republicana. La corona culminaba la fuente como culminaba todo lo público en aquel año de gracia de su construcción de 1684 en que era detentada por la magestad tan católica como enfermiza del infeliz rey Carlos II.
Bajo la corona, hoy muñón informe, cubo sin asas, el precioso escudo ovalado: sobre olas, un barco con vela hinchada y el gallardete aspado de San Andrés al viento, un cuervo en proa y otro en popa y, en punta, una fortaleza... y es aquí, en la piedra, cuando el blasón cobra vida y da la palabra a los cuervos - que tan bien y seriamente hablan, no como los loros- para que nos cuenten como es él el más barroco de los motivos de la fuente, como lleva siglos representando a LAUXAR DE ANDARAX, la "capital" de la Alpujarra, con permiso de Ugíjar. Como ellos mismos, los propios cuervos, navegantes con viento en popa, se bastaron solos para gobernar la nao con la que recogieron el cuerpo de San Vicente, en su Cabo del Algarve para llevarlo a Lisboa.
Fueron de luto, como enlutados van siempre todos los cuervos desde que en el año 304 en Valencia velaron el cuerpo del santo Vicente recién martirizado para evitar su profanación por las alimañas. Y por eso también han pintado la nao de negro.
De piedra se quedan los lisboetas cuando un atardecer dorado de 1157 -el mismo año en que los árabes retoman Almería- ven entrar navegando sobre olas de verde y plata la negra nave con los negros cuervos; tan impresionados quedan que adoptan aquella imagen como escudo de Lisboa; lo mismo que hacieron los laujareños cuando días antes la vieron zarpar de la fuente.
Al escudo de Laujar, tan envidiado por heráldico, certero y antiguo, le han suprimido ahora los cuervos en su versión oficial; así, con un par, ha decidido alguien que las aves están de más y ante esto cabe preguntarse ¿por qué sobran los cuervos y no la nao, las olas o el fuerte?... ¿Y por qué no todo y así se queda el blasón vacío, hueco como la cabeza del que lo ha modificado?
Que una cosa así lo haga un brincabalates es algo penoso pero previsible; lo que nadie puede esperar es que Laujar con su ayuntamiento excelentísimo, su iglesia santa y su pueblo soberano lo acepten, permitan sin más la mutilación de su escudo, dejando al más primitivo, y bonito, de los blasones municipales labrados de Almería, sin la pareja de cuervos que conforma la figura mayor, si no en tamaño sí en simbología, al representar como representa a San Vicente Mártir patrón de la villa. Vamos, como si el oso fuera eliminado del escudo de Madrid por un desocupado que a la hora de entretener ocio matara plantígrados en vez de moscas, que es lo que mata el demonio, tan malo él pero sin una pizca de tonto.
Se ve que no teníamos bastante con la eliminación de la fortaleza que, por querer diferenciarse, antiguamente había añadido Laujar o quitado Lisboa, pérdida esta de menor importancia al tratarse de una figura secundaria; en lo fundamental son ambos blasones hermanos y por eso es inevitable pensar en como hay ciudades en todo el mundo hermanadas por compartir nombre, origen, vecino ilustre… razones todas mucho menos potentes que la nuestra: compartir santo patrón y escudo y, además, de una forma maravillosa.
¿O es que acaso no les parece a ustedes mágico que vayan dos cuervos de Laujar a Lisboa, uno de capitán y otro de timonel, uniformados a la luctuosa, gobernando un barco con un santo en la bodega; que se hagan una "fotografía", siglos antes de su invención, y ambas poblaciones se prenden de ella y la adopten por blasón? Ningún argumento podría tener más peso. Urge, pues, devolver al escudo los cuervos para que protagonicen, desagraviados y con todos los honores, el hermanamiento de ambas poblaciones que desde aquí propongo en la certeza de que, al menos en lo heráldico, Laujar es Lisboa. Y al revés."
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