TRANSPORTE AÑEJO EN ALMERÍA. Los abuelitos del autobús
Artículo de José Luis Ruz Márquez publicado en el periódico Diario de Almería de 28 de julio de 2021."Miércoles 21 de noviembre de 1900. Un coche Marot y Gardon, pistoneando, sube el Paseo de Almería, tras él los niños con el dedo en la nariz tal como siguen a la banda de música cuando toca de pasacalles; desde la acera y los balcones la gente mira incrédula y en la calzada los mulos y caballos, se asombran acentuando sus ojos con las orejas de punta…
Así es como llega el automóvil a Almería, de "'sport", disfrazado de curiosidad, de espectáculo, cuando es un avance técnico venido a dar la puntilla al carromato y dejar en el paro a las mulas de la diligencia que aquella tarde, visto lo visto, hacen muy preocupadas el paso de El Cañarete, mucho más avisadas ellas que el poeta vituperador en verso del primer coche:
"Negruzco y trepidante mamotreto/
que despides olores pestilentes /
y aturdes con tu estrépito a la gente, /
que te ve con terror, no con respeto."
Menos mal que a mitad de composición se le encendió el caletre y viró hacia la duda:
"Tal vez tu mecanismo, hoy incompleto,/
logre delirios que en tu afán intentes/
y un día con sorpresa nos presentes/
ventajas que hasta aquí son un secreto."
Y se puso del lado de las mulas: quizá recordara el hombre, como las bestias más veteranas del tiro, la visión fantasmal del coche de tres ruedas que vieron en el Paseo, vísperas de Navidad de 1900.
En 6 de mayo de 1908 entra en el puerto el vapor Cabo Roca, uno más de los muchos que vienen a por uvas y emigrantes. De la visión del Paseo han transcurrido siete años que no será nada para un tango, pero para un invento, como para un preso, es una eternidad: y han ocurrido muchas cosas; ha venido un par de coches de tres ruedas, el de don Ramón Orozco y el de de don Federico Fischer, los dos Berna del Sr. Bartolí… y se ha establecido la matriculación y con ella el AL-1 el Ariel del granadino don Luis Bardón, el AL-2 el Gobron-Brillié del virgitano don Francisco Joya y los cuatro locomóviles a vapor John Fowler, AL-3, 4, 5 y 6.
La Spanish Motor Transport con sede en París y Londres los trae con la intención de crear las primeras líneas de autobuses de Almería; del barco a la matrícula, y ya AL-7, 8 y 9, de cabeza a la carretera. A las 8 de la mañana del martes 12 de mayo de 1908, del solar garaje de General Tamayo, 1 se inicia el viaje a Berja por Adra: las ventanillas del vehículo enmarcan las cabezas con gorras de ingenieros de: Toll, jefe de Obras Públicas, Cervantes de Obras del Puerto, Gómez, Molero, Pírez y Donoso... y entre ellas el bombín del gerente don Francisco Lázaro y el único sombrero de copa: el del barón Edg de Marçay, consejero de la compañía y no florero decorativo, como suele, sino un noble francés de categoría en el mundo del motor y de la aerostática, inventor de coches y globos y, por invertir, accionista del casino de Montecarlo, en donde gana sin apostar.
Todos disfrutan de la velocidad y el paisaje sin contrariedad alguna, a no ser las miradas malintencionadas que de reojo le echaron las mulas de la diligencia al cruzarse en el llano de Dalías… A las dos horas y media entran en la plaza de Berja, sorprendiendo a los vecinos que se admiran de ver un vehículo mucho más grande que el Gobro Brillié de don Francisco Joya que lleva cuatro meses en el pueblo dando pistonazos en falso sin competencia ninguna. Palabras y almuerzo en el casino y a las cinco de la tarde, como el humo de los puros, la expedición se esfuma de vuelta para Almería.
A los dos días hacen el viaje por la carretera de Granada hasta el sitio de Los Imposibles, 25 kms. en una hora y cuarto; las cuestas subidas al vértigo de 35 km por hora. Dos viajes, dos éxitos, pero no tardaron en surgir los problemas y la empresa no encontró otra solución que el cese de Lázaro, el almeriense inspirador del proyecto, convertido por la injusticia en cabeza de turco… con bombín. Los autos venidos para red provincial de Almería terminan aquel verano como la primera línea interurbana de Almería, un trae y lleva, de once horas desde las 5 de la madrugada, a 15 céntimos el bañista, desde Puerta de Purchena al Recreo cuando no acerca gente al tren y a los toros o uva al puerto.
Tras pila y banquete, toca ahora tratar del bautizado aquí presente en una ilustración preciosa, mejorada por la pericia de Juan José Salvatierra y que solo le falta hablar… Es uno de los tres Vitrac Dugelay, para 17 personas y 600 kg. de equipaje; tiene el vehículo todavía mucho de lo que fue: diligencia que ha escondido sus 24 caballos en el motor y ha cambiado faroles por faros de carburo. De los tres choferes, uno al volante y dos de pie, delante y detrás del coche, conocemos sus apellidos pero no sabemos en qué cara ponerlos: Wolft, Monssy y Moquetier; si ellos casi, anónimos plenos son sus ayudantes: sobre el capó, en la escalerilla y, sentado entre dos, en el estribo…
Por placer, o deber, viajan los doce pasajeros; la mala costumbre de no identificar las fotos lo hacen incógnitos, solo por uno de los tantos milagritos que el Museo de Terque obra, sabemos que entre las caras que nos miran se halla la de Eufrasia Guevara, una de las dos jóvenes que con sus padres va a Almería a hacerse la prueba de su vestido de novia... o eso creo, que es ventaja que nos da lo indefinido para modelar la historia. Como creo ver, de pie en la berlina, a un propietario satisfecho de ir al cierre exitoso de una operación uvera. Para la foto, Cánovas con su sombrero se ha subido al imperial, el gallinero, donde andan tres braceros que terminado el engarpe de las parras van al embarque de su uva…
Mientras al costado del coche se lee "Almería - Los Imposibles". ¿A que suena a reto? Y lo fue; y además airoso, pese a los contratiempos iniciales. No hace falta sino mirar a nuestro alrededor para ver como ruedan los nietos grandotes y bien criados del abuelito autobús."
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