sábado, 7 de agosto de 2021

VIRGEN DEL MAR MOLINERA




VIRGEN DEL MAR MOLINERAL. Llanto por un grabado perdido

Artículo de José Luis Ruz Márquez publicado en el periódico Diario de Almería de 30 de agosto de 2020.

"Este 2020 no va a tener la Patrona la feria de todos los años. Decir feria es decir gentío, pero también más cosas y algunas malas como la que este año ha venido para amargar nuestra existencia de gregarios.

 

Habremos, pues, de habituarnos a hacer cosa a solas y así como hemos restringido besos y abrazos, tendremos que reducir salidas, evitar voces y parlas, aislarnos para no ayudar a este virus chino al que le ha puesto una corona, como si fuera bueno, el mismo desgraciado que apellidó española a la gripe de 1918.

 

La ofrenda a la Virgen habrá de ser este año de otro tipo; no sé cómo la harán los dominicos que la guardan, ni la hermandad que la representa, ni sus fieles que la adoran. Yo lo iba a hacer de la única manera que sé: con el grabado, mi asignatura pendiente en la práctica, sólo aprobada en la teórica, su estudio y su disfrute.


La fe ha ido formando sobre la Virgen del Mar una iconografía cuyo origen radica en los cuadros pintados, obras costosas que se popularizaron como grabados, asequibles por seriados: los xilográficos, primero, luego los metálicos, los litográficos... hasta que la imprenta y la fotografía, ilustró la devoción, disparando el imaginario en tinta de la Patrona.


Mi ofrenda iba a ser la publicación de un raro grabado  de  la Virgen del Mar que encontré en el Archivo Municipal, en una patente de la ciudad. No corrían los tiempos fáciles de hoy para la foto y la demoré y ahora, más de 40 años después, me encuentro con que el grabado ha desaparecido. Buscado con la ayuda de una eficiente funcionaria, compruebo como en el lugar en que debía de estar hay otra cosa y que hasta su rastro se ha borrado de los índices… y me han dado ganas de llorar. Parece que lo estoy viendo y así, en presente, os lo describo que ya sé que no es lo mismo, pero consuela.


Como consuelan la esperanza de recuperarlo un día y el grabado que ilustra este texto, una Virgen del Mar con Niño y barco, que alguno tilda de chapuza y copia de la patrona utrerana, a pesar de ser aprobado año trás año por los señores del concejo almeriense, en varias tiradas en los siglos  XVIII y XIX sin advertir, tan tontos ellos, que la imagen no era la oficial. Y ¿cuál era esta? ¿Es que tienen algo que ver la virgen barroca que al final imperó con la aparecida, sencilla y gótica, en 1505? La Virgen de Consolación de Utrera no tenía barco hasta que se lo regaló un devoto; ¿quién dice que la del Mar no recibiera similar presente...? 


Pero tornemos al perdido. En un primer vistazo diríamos estar ante uno más de sus grabados pero pronto advertimos que bajo la Virgen no está la bahía y sus torres, ni el convento dominico, ni las azucenas de Torregarcía, sino que allí hay un dato de interés para la historia de la  ciudad. 


Posa mirando al horizonte marino como en sus otros grabados, pero no en situación indeterminada sino precisando el lugar de posado: en el cielo, en la vertical de la estación portuaria; vamos que el vuelo de su manto no le deja ver, amarrado,  el barco de Melilla. 


Bajo la Virgen, un trozo de la antigua ciudad de Almería, una  perspectiva de su zona sur-este, en la que figura el extremo de la muralla del mar cuando  se une a la de levante sobre la que se ve un molino de viento, y de donde parte la coracha, el muro que va perpendicular al mar hasta introducirse en él; con esta y otra coracha en el extremo de poniente se libraba de ser atacada toda la muralla playera, una preocupación menos en caso de asedio. 


La existencia de esta fortificación auxiliar probada por la historia, viene a confirmar que este grabado, datable a finales del siglo XVIII, es  la interpretación de algún cuadro antiguo hoy perdido. 


Si la coracha existió, difícilmente podremos dudar de que el molino de velas que se ha encaramado a la muralla en busca de los vientos, fue realidad conviviente con ella.  Yo creo en su existencia con firmeza; vamos que oigo la molienda de los granos y el zumbar de sus velas entreteniendo las largas horas de los vigías.

Y si no ¿Por qué se lo habrían de inventar? ¿Es que no tenía Almería molinos mucho antes de que se le llamara renovable a la energía que los mueve? 

¿Es que no existieron en Almería molinos que le dejaron sus nombres, entre ellos a uno de sus barrios más castizos?


Por este grabado he podido comprobar cómo a la Virgen le sigue gustando flotar en el aire y oírlo moverse entre aspas y en eso la sigue el Niño, que da la impresión de que de un momento a otro va a tender su manita en busca del molinillo -corre, corre, que te pillo- que abajo gira y gira, lonas al viento. 


Por este grabado he conocido una faceta nueva en la vida de Nuestra Señora: que es molinera. 

Verdaderamente es una caja de sorpresas la Virgen del Mar. Claro que si una noche pudo  presentarse flotando sobre las olas con Dios niño en sus brazos, seguro que es capaz de sorprendernos con cualquier cosa buena.  No sería de extrañar que un día de estos apareciese con una inmensa cajita de vacunas en sus manos."





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